La saga de los Pirineos (reedición de 2009)

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"Conocí a Martín Abarca en una visita a la cárcel de Alcalá. Llevaba allí unos meses y le quedaban pocas semanas para ser juzgado. Le pregunté cuál era su delito: “Asesinato”, respondió, “pronto saldré”. No pude sino pensar que aquel preso de pelo ralo y gesto desvalido estaba contagiado de esa enfermedad de la esperanza que permite vivir sin libertad. En nuevas visitas llegamos a trabar una cierta amistad. Cuando supo que era escritor me entregó dos cintas y me pidió que las guardara hasta el momento de la sentencia. Después, podía hacer lo que quisiera. Esta novela es su contenido: la historia de cómo miente el asesino y cómo mintió la víctima salvando a su ejecutor. 

La Saga de los Pirineos es el viaje de una familia desde una aldea de los Pirineos hasta el horizonte, es decir, el asfalto de la gran ciudad, pero también el hielo del Polo, los pastizales de la Tierra de Fuego o los rascacielos de EE.UU.; la historia del siglo XX en una casa donde se vivía como en el siglo X".

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Selección de reseñas

2009 - Huerga y Fierro Editores

Novela

...La Saga de los Pirineos es el viaje de una familia desde una aldea de Serrablo hasta el horizonte, es decir, el asfalto de la ciudad, pero también el hielo del Polo, los pastizales de la Tierra de Fuego o los rascacielos de EEUU; la historia del siglo XX en una casa del Alto Aragón donde se aún se vive como en el X; la vida del último infanzón aragonés derrotado por el reloj; la reedición, con un capítulo más y numerosos cambios, de un libro agotado y buscado por los lectores; una novela de la que la crítica escribió: “La Saga es una visión global de Aragón a través de una familia muy peculiar donde la universalidad late en la mirada local”...

Joaquín Carbonell
El Periódico

 

...Un relato cargado de simbolismo y escrito con prosa limpia y cuidada, llena de irisaciones y destellos, hermosas imágenes e ideas luminosas...

F. M. López Serrano
Heraldo

 

...Una novela magnífica...

Antonio Losantos
Diario de Teruel

...Gracia Mosteo inició su carrera literaria con una excelente novela, La Saga de los Pirineos, que era el testimonio de su pasión por las montañas y por la vida rural.Desde entonces, su trayectoria se ha ensanchado en varias direcciones: continuó su homenaje a esas tierras con La Dama Cautiva de Jaca,una ficción que mostraba un curioso homenaje a Poe; publicó diversos libros de recreaciones y ensayos literarios; y alimentó una línea poética muy pensada... En el fondo, estos caminos estaban insinuados en La Saga. Era un libro fundacional de aureola mítica en el que se combina un cierto costumbrismo o fe de vida de un tiempo pasado, con un sentido poético incuestionable y un punto de sarcasmo o de sátira más bien amable.

La Saga de los Pirineos es la historia de los Abarca a lo largo del siglo XX.La novela arranca de una manera casi desconcertante: un hombre espera a otro al que desea asesinar. Desde el interior del vehículo, en un largo y pautado flashback, se reconstruye una forma de existencia, la pugna permanente entre tradición y modernidad; se reconstruyen los ritos y las peripecias de diversos seres: desde el joven Martín hasta su tío Antón,un personaje insólito y extravagante que sueña y viaja. La novela está llena de detalles, de aventuras (llega hasta el Polo, la Tierra de Fuego y Estados Unidos), de reflexión y vivencia del paisaje. Esta nueva edición (la primera fue en Zócalo) recupera un libro de diáfana factura, muy trabajado en todos sus matices...

Antón Castro, 2009
Artes y Letras, Heraldo de Aragón

FRAGMENTO

    ...Caminaba el tictac del viejo reloj entre mi pasado y mi presente, paso a paso, espiándome. Hortensia, Sebastián... Cuánta mentira e inocencia, cuánta felicidad y dolor. Hortensia, me advirtió Sebastián, se había entregado a los sentidos; había apagado su mente y encendido la luz oscura de su cuerpo: esa luz que la razón sofoca día a día y que se atisba en el temblor de las manos que no quieren temblar, en la levedad o fortaleza del sexo, en la arbitrariedad de la caligrafía; ese mundo desconocido que bulle en el vello que crece, las piernas que pesan, los ojos que miran sin ver. Hortensia, Sebastián... Ambos, lo sabría más tarde, traNsterrados de ese alma que es el tiempo, y sabiendo que perderlo es perder la existencia. Hortensia, Sebastián... Qué broma del destino me devolvía con ellos a Clara y Manolín. O, ¿es que acaso tropezamos siempre con la misma elección, con el mismo azar, y Adán siempre es Adán, y Eva, Eva? Hortensia, Sebastián... Qué extraño destino el del hombre, condenado a amar, errar, morir, igual que el primer hombre; condenado a estrenar la vida y equivocarse y matar; condenado a no aprender y a desenterrar las viejas lanzas, los viejos miedos, las viejas preguntas. Hortensia, Sebastián, Clara, Manolín... Caminaba el tictac del viejo reloj por el silencio de la habitación, tictac, tictac, rodeando la cama sobre la que vaciaba cajetillas de cigarrillos y tedio; caminaba espiando mis pensamientos. En mi duermevela, oía y desoía su roce sobre la penumbra, esperando que enmudeciera, tictac, tictac; no, no callaría; nunca callaría...

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